Carl Lewis
(Frederick Carlton Lewis; Birmingham, Alabama, EE.UU., 1961)
Con sólo diecinueve años ya formaba parte del equipo olímpico estadounidense de atletismo, pero el boicot de su país a los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 le impidió competir. Sus primer gran éxito internacional fue en los Mundiales el Helsinki de 1983, donde ganó tres medallas de oro (100 m, salto de longitud y relevos) y fue la gran estrella de la competición.
Debutó como olímpico en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, en los que fue la gran estrella, ganando cuatro medallas de oro, en los 100 y 200 m lisos, salto de longitud y 4 x 100 m relevos. Consiguió con ello igualar la marca mítica de Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.
En los dos siguientes Juegos en los que participó (Seúl 88 y Barcelona 92), consiguió ampliar su medallero. En los primeros, además de convertirse en el primer atleta en ganar la competición de salto de longitud en dos Juegos consecutivos, protagonizó una polémica victoria en los 100 m lisos, prueba en la que fue medalla de oro pese a haber cruzado la meta en segundo lugar, ya que el vencedor, el atleta canadiense Ben Jonson, fue descalificado a raíz de los resultados de la posterior prueba antidóping, que revelaron que había consumido esteroides.
En 1991 estableció el récord mundial en los 100 m en los Mundiales de Tokyo con una marca de 9,86 segundos, además de otro oro en los relevos 4 x 100 m y la plata en salto de longitud.
En los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 renovó su título en longitud, disciplina de la que se había consolidado como máximo dominador durante la década de 1980, y volvió a ser oro en relevos. No pudo competir en los 100 m al no clasificarse en la pruebas de selección de su país.
En los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 no logró la clasificación por tiempos en las pruebas de velocidad, y no pudo formar parte del equipo de relevos estadounidense, en una polémica decisión. Sin embargo, volvió a vencer en salto de longitud por cuarta vez consecutiva, una hazaña que solo había conseguido el lanzador de disco Al Oerter. Era su noveno y último oro olímpico.
Atleta frío y calculador, no consiguió batir la marca legendaria de Bob Beamon en salto de longitud (8,90 m) antes de que Mike Powell lo hiciera en 1991. Sin embargo está considerado uno de los mejores atletas de todos los tiempos.
Con sólo diecinueve años ya formaba parte del equipo olímpico estadounidense de atletismo, pero el boicot de su país a los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 le impidió competir. Sus primer gran éxito internacional fue en los Mundiales el Helsinki de 1983, donde ganó tres medallas de oro (100 m, salto de longitud y relevos) y fue la gran estrella de la competición.
Debutó como olímpico en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, en los que fue la gran estrella, ganando cuatro medallas de oro, en los 100 y 200 m lisos, salto de longitud y 4 x 100 m relevos. Consiguió con ello igualar la marca mítica de Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.
En los dos siguientes Juegos en los que participó (Seúl 88 y Barcelona 92), consiguió ampliar su medallero. En los primeros, además de convertirse en el primer atleta en ganar la competición de salto de longitud en dos Juegos consecutivos, protagonizó una polémica victoria en los 100 m lisos, prueba en la que fue medalla de oro pese a haber cruzado la meta en segundo lugar, ya que el vencedor, el atleta canadiense Ben Jonson, fue descalificado a raíz de los resultados de la posterior prueba antidóping, que revelaron que había consumido esteroides.
En 1991 estableció el récord mundial en los 100 m en los Mundiales de Tokyo con una marca de 9,86 segundos, además de otro oro en los relevos 4 x 100 m y la plata en salto de longitud.
En los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 renovó su título en longitud, disciplina de la que se había consolidado como máximo dominador durante la década de 1980, y volvió a ser oro en relevos. No pudo competir en los 100 m al no clasificarse en la pruebas de selección de su país.
En los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 no logró la clasificación por tiempos en las pruebas de velocidad, y no pudo formar parte del equipo de relevos estadounidense, en una polémica decisión. Sin embargo, volvió a vencer en salto de longitud por cuarta vez consecutiva, una hazaña que solo había conseguido el lanzador de disco Al Oerter. Era su noveno y último oro olímpico.
Atleta frío y calculador, no consiguió batir la marca legendaria de Bob Beamon en salto de longitud (8,90 m) antes de que Mike Powell lo hiciera en 1991. Sin embargo está considerado uno de los mejores atletas de todos los tiempos.